Les ofrecen cobijo tras repatriación

Publicado: diciembre 27, 2018 de Y en Información Jalisco
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  • El Padre José Juan Cervantes (centro) dirige Casa Scalabrini y lo ayudan voluntarios. Ahí, la estancia de los repatriados es de dos a tres meses. Foto: Jonathan Bañuelos
Jonathan Bañuelos/Mural

Guadalajara, México (27 diciembre 2018).- Al ser la repatriación un regreso forzado para los mexicanos que vivían en Estados Unidos, el panorama al que se enfrentan es complicado, explicó el Padre José Juan Cervantes, director de la Casa Scalabrini.

«Nosotros decimos que la repatriación es forzada, entonces son deportados: gente que de alguna manera no decidió regresar; decidieron irse, pero no volver», dijo.

Explicó que algunas veces los mexicanos pasaron hasta 15 o 20 años en el extranjero y cuando vuelven a México, sienten que están en un país ajeno al que es difícil adaptarse.

Aunado a esa situación, hay casos de mexicanos que regresan y no tienen familia o un lugar donde vivir, ni recursos económicos para subsistir.

Así, desde 2016, Casa Scalabrini se ha dedicado a dar cobijo a deportados como parte del programa «Somos Mexicanos», pero con una visión diferente, pues buscan que se reincorporen a la sociedad.

Cervantes explicó que al año atienden hasta 15 personas que son derivadas a través del Instituto Nacional de Migración (INM); además de ayudarlos a encontrar empleo, los incitan a reconocerse dignos de respeto.

«Cuando llegan, la idea es que obtengan sus documentos, que se chequen médicamente, se estabilicen emocionalmente, que consigan un trabajo formal, que empiecen ahorrar para que puedan rentar una casa o un cuarto sin depender de nosotros», explicó.

La estancia en la Casa Scalabrini es de dos a tres meses y los huéspedes (la capacidad es para 15 de forma simultánea) tienen acceso a un dormitorio, salas comunes, sanitario, alimentación y recreación sin que les cueste nada; el único requisito es que respeten las reglas del lugar y se comprometan a superarse personalmente.

«Nosotros sólo les damos el primer empujón, lo demás ya les toca a ellos», indicó el sacerdote.

«No atendemos grandes números, pero lo importante es que las poquitas personas que atendemos se vayan confiando en sí mismas».

En la casa hay voluntarios que ayudan en las diferentes tareas domésticas, además de especialistas que brindan asesoría jurídica, psicológica y laboral.

El modelo que maneja este albergue tiene un 70 por ciento de efectividad, subrayó Cervantes.

Entre otros organismos que operan para «Somos Mexicanos» está la asociación Reparando Alas Rotas y la Casa del Migrante El Refugio.

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