Río Santiago: Blanco y pestilente

Publicado: octubre 10, 2017 de Y en Información Jalisco
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El paraíso que una vez fue la cascada de Juanacatlán, hoy es una espesa, tóxica y pestilente capa de espuma, ante olvido de autoridades. Foto: Raúl Méndez

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El paraíso que una vez fue la cascada de Juanacatlán, hoy es una espesa, tóxica y pestilente capa de espuma, ante olvido de autoridades. Foto: Raúl Méndez
Jonathan Bañuelos/Mural

Guadalajara, México (10 octubre 2017).- Blanco. El Río Santiago no es azul ni verde; mucho menos cristalino. Es blanco por la espuma que acumula, una espesa, tóxica y pestilente capa de espuma.

El paraíso que una vez fue la cascada de Juanacatlán, donde las personas se bañaban y pescaban en sus aguas, sólo está en los recuerdos de los habitantes de este Municipio y el de El Salto.

La brisa que se desprende de la cascada no se disfruta; hace llorar los ojos y pone a estornudar la nariz.

«No tendríamos por qué estarnos protegiendo de su brisa con tóxicos, deberíamos estar con traje de baño», reclama Graciela González Torres, miembro de la organización civil «Un Salto de Vida».

La ambientalista señala que las autoridades estatales y municipales han sido omisas para resolver de fondo el problema de contaminación que padece el Río Santiago.

En el 2009, la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ) emitió una macrorrecomendación de 172 puntos por la contaminación del cuerpo de agua, cuyo cumplimiento ha sido mínimo.

El 17 de septiembre pasado, MURAL publicó que el saneamiento de las aguas negras que llegan al Río Santiago ha quedado corto, respecto a las metas propuestas por las autoridades.

Por un lado, la planta de tratamiento de Agua Prieta funciona al 56 por cierto de su capacidad; y por el otro, la planta de El Ahogado está rebasada.

«No nos conformamos con megaproyectos como la planta de tratamiento de El Ahogado, que dice el Estado que con eso ya resolvió y saneó el Río Santiago, y ahí están los resultados de su macroplanta», arremete González Torres al tiempo que señala la cascada y el río de espuma.

De acuerdo con la también egresada de la maestría de Salud Ambiental del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la UdeG, la caída de agua dispersa por el aire contaminantes que se quedan en la tierra.

Según sus investigaciones, ha detectado la presencia de metales pesados como cadmio, mercurio, plomo, níquel y zinc; además, bacterias que producen afectaciones en el sistema respiratorio.

Y no es la única. También en septiembre, estudiantes y académicos del ITESO que acudieron al llamado «Tour del Horror», denunciaron que la contaminación de la cuenca estaba peor en relación al recorrido anterior, realizado en febrero.

En agosto, a semanas de haber asumido la presidencia de la CEDHJ, Alfonso Hernández Barrón recorrió la zona y planteó la necesidad de revisar la macrorrecomendación para hacerle ajustes, de modo que las instituciones resuelvan la problemática a fondo.

«¿Cómo hacerle para no morir en este tiempo que ellos (autoridades) han decidido que muramos? Es una pelea por la vida», asegura.

 

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